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Abbie Conant

Trombonista estadounidense, luchadora incansable por el trato igualitario dentro de las orquestas. Su paso por la Orquesta Filarmónica de Munich fue un caso testigo de la discriminación sexista. Tuvo que litigar durante más de una década para enfrentar a un director misógino que apeló a todo tipo de recursos para que ella no pudiera ejercer como trombonista solista, puesto que había conquistado en 1980 luego de una audición a ciegas entre otros 32 postulantes (todos hombres, por supuesto). Este director rumano Celibidache de gran (y triste) reputación era un machista indiscutido que pensaba que si las mujeres “querían tener hijos, eligieron la profesión equivocada” y que “esa gente que envenena todo todos los días debería tomar una pausa o escribir sobre ginecología. Todas tienen algo de experiencia en esa área. Pero en música son vírgenes”. Abbie no se dejó intimidar y al tiempo que cosechaba fama como solista de música contemporánea y era incorporada a la junta de directorxs de la Asociación Internacional de Trombonistas, continuó con la lucha contra el sexismo y por los derechos humanos. Se sometió a innumerables pruebas físicas y peritajes musicales, un calvario innecesario que demostró que era idónea para el puesto y que se destacaba tanto con el instrumento como para interpretar los pedidos de interpretación de exigentes directores de orquesta. Sin embargo, la ciudad de Munich respaldaba al director y, luego de culminado el juicio, a Abbie se le asignó la categoría salarial más baja de su sección, por lo cual el pleito continuó unos años más. Cuando Abbie finalmente consiguió justicia, el Ayuntamiento le ordenó tocar el segundo trombón, como forma de obligarla a renunciar, además de prohibirle actuar como solista en otros emprendimientos musicales incompatibles con la Filarmónica. En concreto, no les había gustado Miriam -obra de cámara compuesta por William Osborne, el esposo de Abbie-, en la cual ella tocaba el instrumento y recitaba textos alusivos a sus años en la Filarmónica, mientras su personaje avanzaba hacia una crisis nerviosa. Finalmente Abbie abandonó esa orquesta y ejerció como profesora en el Conservatorio de Trossingen con una paga mucho mayor, formando allí a muchas mujeres músicas que crecieron en su profesión conscientes de sus derechos. ¡Gracias Abbie por tu legado!


Escucharla es hacer justicia → https://www.youtube.com/watch?v=TV2sEOm3mBo




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